¿Te atreves?

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25 mar 2010

Se sube el telón

Y empieza la magia.


¿Qué más da que no lo haya vivido? Lo mejor es, precisamente, eso; ser capaz de emocionarme por algo que, a ratos, ni si quiera puedo comprender. Por que la magia es un espectáculo apto para todos los públicos.

Y las luces empiezan a apagarse, y un corto video te introduce de lleno en la historia de los años ochenta. Y empieza la música, el baile y, no sé como, me sentí cual icono emocionado del msn (ya sabes, ese de uoO). O más o menos así era mi expresión en aquellos momentos.

La música, completamente diferente, que ayudaba con el ritmo de la historia. Las palabras se mezclaban y los personajes poco a poco fueron tomando forma en mi cabeza, llegando a conocerlos a la perfección. Mario, María, Colate, Guillermo, Panchi, Patricia, Anselmo... Y ver cómo evolucionan, como viven, como respiran delante tuyo es, realmente, emocionante.

Y llorar, llorar con las canciones, y cantarlas, pero sobretodo llorar, llorar con una en especial. Y sentir en la oscuridad el apoyo ajeno, y sentir un poco menos de dolor cuando una mano aprieta con fuerza la tuya y puedes secarte las lágrimas, coger aire y seguir disfrutando.

En definitiva... Magia. Magia transformada en música, bailes, acrobacias, personajes, luces, escaleras y camas. Y risas, para qué negarlo. Y al acabar, un telón que se tiende, montones de confeti para celebrar el año nuevo en la puerta del Sol, como el año que fue, y una carrera desenfrenada con tal de abrazar al que te ha dejado disfrutar de todo aquello.

Sin duda, uno de los mejores regalos que me han hecho en mi vida. Os invito, si podéis, a ver el espectáculo. Merece la pena. Hoy no me puedo levantar ♥

En otros asuntos del día...
...Quiero que se acabe. YA. No quiero, ni puedo, seguir con este miedo corriendo por mis venas.




Y no imaginas lo que duele cuando recuerdo tu olor por casualidad... Y de pronto se esfuma.

18 mar 2010

Fuego

Quema. Queman. Queman las ganas.

Tengo ganas de gritar. O de llorar. Tengo ganas de dejarle claras las cosas a alguien. Quiero dejar de sentirme acosada.

Quiero encontrar un maldito foro de rol que no vaya por temas. Quiero pasarlo tan bien como lo hacía antaño. Quiero recuperar todo aquello que el tiempo se ha llevado. Quiero volver a correr estilo Heidi por toda la estación de Sants para abrazar a O. Quiero comprarle figuritas a C. Quiero grabar películas con los peluches de J.

Quiero encontrar un foro, ese foro que estoy buscando. Un lugar donde no tengas que dar para recibir, un lugar en el que te reciban con los brazos completamente abiertos. Un lugar como los de antes, en los que a las dos semanas te sentías tan agusto que eras capaz de hacer quedadas para hacer todo lo dicho con anterioridad.

Quiero acabar con los límites. Quiero mejorar. Quiero luchar por todo ello y dejar de ser tan perezosa. Quiero ser capaz de leer un libro que no me guste. Quiero seguir sacando nueves en castellano, pero no doses en catalán. Quiero que vuelvas y estes bien; no quiero que te vayas tu también... por que no quiero encontrar la calle llena de sangre de nuevo.

Y todas las ganas, todos los deseos, se combustionan, explotan, queman y, espero, cicatrizan.

Pero de lo que más ganas tengo hoy es de vivir. Superar. Y, ¿para qué negarlo? Dormir y si puede ser a tu lado, mejor.

14 mar 2010

La rueda semanal

¡Bienvenidos al nuevo concurso de tele seis, un concurso semanal en el que, simplemente, hay que girar la ruleta y ver qué pasará cada uno de los días! Y aquí tenemos a nuestra primera concursante. Por favor, haz girar la rueda y veamos qué te deparará esta semana. ¡Qué empieze el espectáculo!

Lunes: Imposible de soportar más. Más lágrimas, más desesperación. Enfados, deseos oscuros, ganas de terminar con todo.

Vaya... Parece que nuestra concursante nº1 no tendrá mucha suerte en sus lunes. Vayamos con los martes, a ver si mejora la cosa.

Martes: Preparación mental para una discusión inminente. Cero fuerzas para soportar el tormento. Ganas de echar el tiempo atrás y volver a sentirte tan feliz como eras antes. Amargura, desesperación, dolor y agotamiento.

Será... No se preocupe, señorita concursante. Ya se sabe que los primeros días de la semana suelen ser horribles. Vayamos con el siguiente.

Miércoles: Luz. Felicidad. Aquello que tanto ansiabas por fin llega. Y te olvidas de todo lo maquinado, todo lo planeado, por que ahora ves el mundo en otro color y no quieres acabar con cualquiera que te haga llorar. Te sientes feliz, contenta y agusto con aquello que te rodea.

¡Ahí lo tienen, señoras y señores! Benditos miércoles de felicidad. No todo podía ser tan malo, ¿no?

Jueves: Dulce inocencia de quien espera en vano. Sonrisas tranquilas, paciencia y, sobretodo, muchisima esperanza. Contar los minutos hasta que vuelva a suceder. Completo olvido de todo aquello que siempre ha pasado y cree que volverá a pasar; absoluta esperanza en que esta vez será diferente.

Bueno, bueno, no tenemos tan mal pronóstico para el jueves. Se avecina un día tranquilo y feliz, lleno de ensoñaciones. Sigamos con la ruleta.

Viernes: Inicio del horror. No se cumplen las esperanzas y se rompen corazones. Ilusión perpetua hasta altas horas de la noche, insomnio y dolores de cabeza. Temblores continuos en la mano derecha, soportando el diminuto peso de un teléfono móvil. Ganas nulas de hacer nada y un nudo horriblemente fuerte aprisionando la garganta.

Vaya... ¡No se preocupe, mujer, no se ponga pálida! Ya verá como las cosas mejoran en los sábados. Los sábados son los días de disfrute continuo.

Sábado: Plantes tirados al retrete por la crisis económica. Aburrimiento total. Un cosquilleo horrible de que, por mucho que espere, nada sucederá. Ganas de llorar, pero aguantando con ese tembleque en la mano, atenta a cualquier movimiento o vibración en la habitación.

...Usted tranquila. No pierda la esperanza. Los domingos son los días de descanso, seguro que entonces... Va, va, ¡tire una vez de la maldita ruleta!

Domingo: Completa desesperación. Llanto incesable. Ganas nulas de hacer nada. El mundo entero cayéndosele encima, de nuevo. Frases autodestructivas, imposibilidad de ingerir alimento, dormir, o ni tan si quiera sonreír. Pensamientos negativos y románticos, en el mal sentido de la palabra.

Maldita ruleta... Usted no se preocupe. Es solo una mala semana. ¿Quiere volver a intentarlo? Empezaremos de nuevo, a ver que pasa. Venga, venga, no llore. Veamos que le depara un bonito lunes.

Lunes: Imposible de soportar más. Más lágrimas, más desesperación. Enfados, deseos oscuros, ganas de terminar con todo.


Y así, la ruleta gira y gira sin que nadie pueda pararla.

5 mar 2010

Onomatopeia

Ti-tu-ti. Gfffffsh. ¿Chu-cu-chu? Más bien sería taclatán, taclatán, taclatán. Na-na-na-ná, na-na-na-ná, na-na-na-na-náaa.
Sbuosh. Tap, tap, tap, tap... Ja, ja, ja. Jua, jua, jua. Tap, tap, tap.
Abuf... Crash, crash. Bla, bla, bla. ¿Blablabla? ¡Bla! Creck. POP. Crash. Mmh...
Chanchanchaaaaan. Chun. Jajajajajajaja... ¿LOL? Nyan. Mh...


Baaaaaaaang...



Echo de menos los días de muelle y pringles.

4 mar 2010

Paranoide

paranoide.

1. adj. Psicol. Se dice de la forma atenuada de lo paranoico.

ERGO

paranoico, ca.

1. adj. Perteneciente o relativo a la paranoia.

ERGO

paranoia.

(Del gr. παράνοια; de παρά, al lado, contra, y νόος, espíritu).

1. f. Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.

¡Per capita! Ahí está el problema. Paranoide, paranoica, paranoia. Ese es, ese es mi problema. Si no, ¿por qué debería estar ahora mismo aquí, en un pequeño bloque de hielo sin más compañía que un viejo walkie-talkie y el diccionario? Por paranoica. Por paranoide. Por pensar demasiado en lo que no toca. Sí, llevaba razón cuando escogí ese nombre, ¿verdad? Siempre me dijeron que un nombre marcaba la vida de una persona.

Sí, así es. Estoy sola, completamente sola. ¿Por qué, por qué tengo que estar aquí? Yo antes tenía amigos, tenía familia, te tenía a tí. Y ahora tengo un trozo de hielo que vaga a la deriva. Joder. Hace frío y ni si quiera tengo tu cálido abrazo para darme calor. Esto es peor. Mucho peor. Mucho peor que ese momento en que dejas de sentir el zumbido de un mosquito y sientes el pinchazo. Peor que rompan tu trabajo delante tuyo. Peor que ver la sangre esparcida por tu calle. Peor que las plantas marchitas, las aguas turbias y las vallas oxidadas. Peor que te rompan el corazón y no tengas el pegamín cerca para arreglarlo.

Joder ya. Kalaña. Coños de putas.
Si sólo fuera eso... Pero no. Espera. Lo recuerdo. ¡Sí! Al principio solo era una grieta. Una grieta chiquitita y minúscula que apenas se veía. Pero cayó una piedra. Y después otra. Y muchas más. Fue entonces, lo recuerdo; la grieta se hizo enorme, el hielo se resquebrajó y se me llevó con él. Maldito sea ese momento.

¿Y qué más da lo que haya ahí fuera? ¿Qué más me da la aurora boreal, los pingüinos o los gritos de las ballenas? ¿Qué más me da si es un asesinato o es una venganza? ¿Qué más me da, a ver, dime?
Pues nada, no me da nada, por que cada vez queda menos.

Menos aire (sí, ¿qué pasa? en el fin del mundo no hay árboles como para respirar pingüinos, ballenas y yo a la vez), menos ganas, menos calor y menos hielo. Por que empiezan a haber más y más grietas, y ya no hay sitio para los tres. Lo siento, diccionario, pero esta vez seré yo la que te de las patadas. Me aferraré a mi walkie, lo único que me conecta, todavía, a la única persona que parece preocuparse por mí.

Tal que una gota de cera resvalando hacia su fin, una lágrima gotea hasta el vacío del mar oscuro. ¿Y ahora qué quedará de mí? Una canción olvidada, una rosa marchita, unas palabras deprimentes, un diccionario mojado y un walkie estropeado.
Porfavor, que alguien me tire un salvavidas antes de que me congele.